Pidió dinero a su madre y ésta le contestó que ya se lo había dado el sábado y que no le daría más. Enfadado, mi nieto se lo contó a su hermana, que le contestó que solo tenía una solución: rezarle al santo de la abuela, que seguro que lo encontraría: se llama Álvaro, "y a mí me lo encuentra todo", le dijo.
Mi nieto se marchó nada satisfecho con la respuesta de su hermana, aunque rezó la oración por intercesión del beato Álvaro. Con sus amigos, se pone a buscar la entrada y, de pronto, uno de ellos dice: "Paco en el suelo hay un papel, cógelo y lo hacemos pasar por la entrada". ¡Sorpresa!: el papel era la entrada.
Llamó a su hermana y a su madre. Después de escucharle le pidieron que se lo contaran "a la abuela". El chaval así lo hace: "abuela, tu santo es muy santo! No me puedo creer lo que me ha pasado, gracias a "tu santo" he encontrado la entrada.